Tiempo, que no lo es tanto
- Etérea D.
- 3 feb 2018
- 1 Min. de lectura
Tiempo. Pasa, pero parece que no pasa nada. Y pasa la vida. Y, mientras, yo, cierro el paso con ojos descalzos a la entrada de un viento de horas. Sintiendo como resaca el beso silente que deja después su sabor a inercia en el pecho. Me sonríe con cara de gato porque intento atraparlo mientras él juega a perderse. Tramposo, cuando acaricio sus alas de minutero, me recuerda que la vida entonces no me da para vivir. Que jugamos a saltar entre balanzas y nunca es suficiente cuando se trata de guardar algo en un minuto que no sea efímero. Todavía no he aprendido, todavía no puedo dividirme y dejarme fluir sin olvidar que la existencia echa una carrera con mis sueños a contrarreloj. A veces doy un paso y por pensar que no he avanzado vuelvo dos atrás.
Queriendo volar con hiedra anudada a los pies.
Queriendo parar un tren en marcha con un dedo.
Queriendo tener el tiempo entre las manos.
Comments